Muchos lo consideran un lugar de cura, yo lo considero un
lugar donde te roban una parte de tu alma. Acompañada por mi guarda espero en
la sala de espera mientras observo las caras de las próximas víctimas que hay
junto a mí. Es simple, no tengo salida, tengo que aceptar que a las 9:20 de
esta mañana será mi turno, será rápido, va a dos minutos por personas y
mientras cada vez hay menos gente delante de mí, llega más gente a aceptar el
mismo destino. 9:23, por lo visto van con retraso y veo una salida, una forma
de librarme, pero a las 9:30 gritan mi nombre.
Soy obligada a entrar en esa sala, a las que ellas llaman consulta, ahí
está esa mujer a los que ellos
consideran la enfermera. Es directa, me obliga a quitarme mi sudadera y deja
mis brazos al desnudo. Rápidamente coge mi brazo izquierdo y lo coloca encima
de un mecanismo que le permite tenerlo a su altura. Amarra una cuerda a mi
brazo, sé que es para que no me escape, además puede ver fluir mi sangre que es
con lo que ella disfruta. Ahí está, esa enorme aguja que sin previo aviso la
introduce dentro de mi cuerpo, provocando que gire la cabeza, aunque sé que
ella quiere que mire ya que veo como brillan sus ojos de placer. Ha sido rápido, el
resultado final, ella se queda con mi sangre, me regala un moratón en mi brazo
y una lágrima sale de mis ojos mientras dejo atrás el centro de salud….
12 de diciembre de 2012
Jose Sánchez
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