miércoles, 12 de diciembre de 2012

Mi sangre.


Muchos lo consideran un lugar de cura, yo lo considero un lugar donde te roban una parte de tu alma. Acompañada por mi guarda espero en la sala de espera mientras observo las caras de las próximas víctimas que hay junto a mí. Es simple, no tengo salida, tengo que aceptar que a las 9:20 de esta mañana será mi turno, será rápido, va a dos minutos por personas y mientras cada vez hay menos gente delante de mí, llega más gente a aceptar el mismo destino. 9:23, por lo visto van con retraso y veo una salida, una forma de librarme, pero a las 9:30 gritan mi nombre.  Soy obligada a entrar en esa sala, a las que ellas llaman consulta, ahí está esa  mujer a los que ellos consideran la enfermera. Es directa, me obliga a quitarme mi sudadera y deja mis brazos al desnudo. Rápidamente coge mi brazo izquierdo y lo coloca encima de un mecanismo que le permite tenerlo a su altura. Amarra una cuerda a mi brazo, sé que es para que no me escape, además puede ver fluir mi sangre que es con lo que ella disfruta. Ahí está, esa enorme aguja que sin previo aviso la introduce dentro de mi cuerpo, provocando que gire la cabeza, aunque sé que ella quiere que mire ya que veo como brillan sus ojos de placer. Ha sido rápido, el resultado final, ella se queda con mi sangre, me regala un moratón en mi brazo y una lágrima sale de mis ojos mientras dejo atrás el centro de salud…. 


12 de diciembre de 2012
Jose Sánchez

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