lunes, 10 de diciembre de 2012

Soy un estudiante.


7:30 de un martes cualquiera, suena mi despertador  avisándome que en una hora, cuatro paredes, serán testigos de todos mis pensamientos. Camisa azul y vaqueros, cepillado de dientes y mochila a la espalda, claros rasgos de que soy estudiante. Solo 5 minutos de casa al instituto, suficiente tiempo para encontrarme cada mañana al de biología. Ohh el señor Don Luis, ``gracias´´ a él llevo tres años repitiendo curso porque jamás aprobaré su asignatura. Sospecho que tirarme a su hija en su despacho pudo influir, pero no lo tengo del todo claro. Ahí viene, siempre con su polo rosa, a veces pienso que se ducha hasta con el puesto. Su sonrisa le delata, hoy volveré a ser pasto de sus burlas. –Hola mi alumno preferido, ya queda menos para que dejes 2 de bachillerato y puedas dedicarte a tu vocación. ¿Mamporrero puede ser? Ha sido claro, este año no volveré a aprobar su asignatura como ha sido más claro el rodillazo que le acabo de meter en el estomago. Busco la piedra más grande que encuentro y la estampo contra su cara, la sangre brota mientras los ojos se le salen de sus cuencas, no me detengo hasta que deja de grita. Por fin está muerto y yo soy libre. La campana del colegio suena, haciéndome volver a la realidad. Mis pensamientos homicidas hacia Don Luis han hecho que otro día más vuelva a llegar tarde a clase...


10 de diciembre de 2012.
Jose Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario